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Tengo que confesarte que he estado a punto de no enviar esta newsletter.
He estado fuera de casa, con la familia y esas cosas.
Y me he dejado el portátil en casa.
Y tú dirás.
Normal, en estos días hay que priorizar para dedicar tiempo a los más queridos.
Pero no ha sido por eso.
Me he dejado el portátil en casa porque se me ha olvidado llevármelo.
Si lo hubiera llevado seguro hubiera sacado tiempo para escribir la newsletter que tenía prevista.
Pero lo dejé en la mesa de trabajo, empaquetado y preparado para meterlo en la maleta, y allí se quedó.
Llevo toda la mañana pensando en que no pasa nada, que no hace falta que cumpla todas las semanas con la newsletter. Que en estas fechas esto es permisible y tal y cual.
Y estoy totalmente de acuerdo.
Pero, he llegado a casa hace un rato y mi mente no deja de insistir en que podía enviar un simple mensaje, una simple felicitación de navidad, aunque fuese a última hora.
Y he pensado que, como ya que estamos cerrando el año, es buen momento para pensar las cosas que hemos hecho durante este tiempo, hacer balance y esas chorradas.
Pero esta es una falacia.
No vas a poder.
Estas no son las mejores fechas para hacer balance ni pensar en el futuro.
Hay gente en casa o vas a casa de la gente, tienes compromisos familiares o con amigos, estás relleno de comida y el poco tiempo libre lo dedicas a pensar. Por no hablar de los niños en casa y los cuñados de visita (recuerda que, si no sabes quién es el cuñado, el cuñado eres tú).
Así que no te esfuerces, no malgastes un minuto en sentarte a pensar.
A la navidad hay que llegar con el año que viene ya planteado y el balance del año lo tendrás que hacer, como poco, en enero. Por lo menos que termine el año.
Así que disfruta estos días al más puro estilo epicúreo y deja pasar los días que quedan.
Eso sí.
Cuando pare todo, vuelve al camino.
En enero comienza la operación bikini.
Muchas gracias por leerme y un abrazo digital. |
