arquitectura eficiente
#009. Que la suerte te acompañe

by José Luis de la Rocha

Coruscant siempre ha sido una ciudad muy impactante.

La primera vez que se visita te sorprende la intensidad de la actividad, no solo en el planeta, sino en toda la órbita cercana. Miles de naves llegando y saliendo. Pero no eres consciente, hasta que pasas unos meses aquí, de la cantidad actividad que puede albergar. Nadie es capaz de imaginar una ciudad tan grande como un planeta.

Eso es lo que está pensando Taexe mientras le da el pecho a su segundo hijo, a las 4 de la mañana, mirando desde la ventana de su apartamento en la planta 58 del complejo residencial ZC775 del sector Beta25. Por suerte, relativamente cerca de su trabajo.

Hace unos 7 años que llegó como asistente de ingeniería y entró a trabajar en una empresa interplanetaria. Ahora está trabajando en el proyecto de una refinería de Clouzon-36 que se quiere construir en el cinturón de asteroides del planeta Jiruus.

Es un proyecto importante ya que el Clouzon-36 es un gas que se usa como combustible en los motores de hiperimpulsión y como tal, el proyecto está supervisado por la Oficina de Seguridad Imperial, la famosa BSI.

Hoy tiene una importante presentación a los responsables de supervisión de la BSI para validar los sistemas de trazabilidad de extracción de los contendores de gas con los estándares imperiales. Todo el trabajo de estos 6 meses anteriores depende de que el comité los acepte y puedan pasar a la siguiente fase del proyecto.

Pero ayer tuvieron muy mala suerte y descubrieron que uno de los módulos tenía un error de cálculo. Habría que volver a repasar todas las ecuaciones para ver dónde estaba el error y corregir los cálculos antes de la presentación. Pero eso llevaría días. No daba tiempo a volver a repasarlos.

Lucylee, su compañera Balosar de la oficina, le comentó, que si tenían suerte no se fijarían en ellos. Pero seguro que sí, seguro que comprobarían todos los cálculos. Los del BSI son implacables y no se andan con tonterías. Podían perder todo el encargo si perdían la confianza de los interventores.

Ha pasado muy mala noche. No solo por el problema de cálculo, sino porque, al pequeño Kole le están saliendo los primeros dientes y lleva toda la noche lloriqueando. Después de varios intentos, por fin ha conseguido dormirlo.

Podría dejar estas tareas a cargo del droide asistente, pero siempre le ha gustado tener ese punto de contacto madre-hijo que no tuvo en su infancia.

Ya, a la hora que es, no va a acostarse. Tiene la cabeza a tope y no va a conseguir conciliar el sueño. Así que se levanta, deja al niño cuidadosamente en la flotacuna y se prepara una taza de café de especias de Brentaal. Eso debería despertar a un Wookie, piensa mientras pone a calentar el agua.

Se sienta de nuevo en la ventana, consulta su DataPad y comprueba que tiene reunión a las 10.00. Tiene tiempo para tomar un desayuno mientras repasa los cálculos, preparar la comida de hoy y arreglarse mientras su marido prepara a los niños. Podría llegar a la oficina sobre las 8:00 para repasar los últimos documentos e ir con holgura a la reunión.

No es su primera exposición importante, pero hoy se siente más nerviosa de lo habitual. - Vaya mala suerte haber encontrado el error, precisamente ayer, sin tiempo para poder revisarlo -.  Piensa mientras sale del aparcamiento a las 7.30 con su aerodeslizador. Es un modelo T2500, pequeño pero muy práctico para moverte por la ciudad. El grande lo reservan cuando salen con los niños.

Ella estudió ingeniería en su pequeño planeta cercano, pero ya desde pequeña soñaba en participar en proyectos grandes y, por tanto, siempre pensó en venirse a Coruscant. Desde que llegó como auxiliar ha ido ampliando sus conocimientos y siempre se le ha dado bien explicar las cosas a los demás. Por eso comenzaron a elegirla a ella para que hiciera las presentaciones. Pero, aun así, todavía no tiene verdadera responsabilidad de decisión sobre el proyecto y su función simplemente es la de ingeniera de desarrollo.

Hoy parece que hay más tráfico de lo habitual y se encuentra parada en un atasco. Consulta el DataPad y por lo visto ha habido un accidente ha bloqueado las rutas 76E y 77A, por las que ella tiene que llegar a su oficina. No puede hacer otra cosa sino esperar o dar una vuelta que le llevará una hora.

Envía un holomensaje a la oficina informando que llegará algo más tarde. Mientras tanto aprovecha para repasar las notas de la reunión.

Unos minutos más tarde se da cuenta de que hay un patrón que se repite.

- No puede ser – comenta en voz alta.

Se le ha ocurrido una cosa y si su intuición no le falla podría dar solución al problema. Necesita hacer unos cálculos. Pero no puede hacerlos en el vehículo. Por lo que decide aparcar en un espacio-puerto cercano y coger el hiper-rail público subterráneo. De esta forma podría ir trabajando mientras llega a la oficina.

Tarda algo más en llegar de lo esperado porque la estación central está abarrotada. Ya no se acordaba, de sus primeros días, la cantidad de gente que viene desde los barrios residenciales al distrito tecnológico, dónde tiene la sede la ingeniería espacial.

Acelera el paso y va repasando mentalmente el nuevo protocolo que le va a explicar a Holoo, su jefe de proyecto. Ya le ha mandado un resumen, pero quiere comprobar si cumple la normativa correspondiente antes de entrar en la reunión.

Son las 9.35. Nada más entrar en la oficina nota algo raro. Todo es un bullicio. Se nota que hoy hay una reunión importante. Pero pasa algo más. Lo ve en la cara de Lucylee que viene apresurada a recibirla.

- Ya han llegado - le comenta nada más acercarse.

- ¿Quienes? – pregunta Taexe

- Los del BSI. Están en la sala B3 esperándote - mientras ambas se dirigen apresuradamente por el pasillo

Holoo, al verla pasar por delante de la cristalera de su despacho, la llama y le indica que entre.

- Ven Taexe – le señala una silla de su despacho para que se siente.

- ¿Qué pasa? Me han dicho que ya están los del BSI. ¿Por qué han venido antes? ¿Vienen a pillarnos desprevenidos, no? - Ella le increpa extrañada mientras permanece en pie.

- No te preocupes por eso. Ellos siempre actúan así - comenta con cara resignada -. Simplemente quería preguntarte de si lo que me has mandado es correcto. - Indicando con el dedo las notas que tenía sobre la mesa.

- No lo sé. Habría que hacer unas comprobaciones.

- Pero no hay tiempo. Nos están esperando – mientras se levanta y se ajustaba su traje de ingeniero jefe.

- Estoy muy nerviosa. Esto no va a funcionar.

- Vale, no te preocupes. Le he dicho a Lucylee que lo revise y nos pase los resultados en la reunión. Este es un punto que no se hablará hasta más adelante -. Holloo se dirige hacia la puerta y sale por el pasillo indicando a Taxie que le siga.

Los dos se dirigen hacia la sala de reuniones.

- Bueno, deséame suerte. – comenta Taexe con un gesto de resignación.

- Yo nunca deseo suerte. – comenta Holoo, parándose y mirándola a los ojos -. La suerte es esquiva y nunca aparece cuando la necesitas. No puedes fiarte de ella. No puedes esperar a que el resultado de lo que haces dependa de ella.

- Pero ¿es bueno desear buena suerte, no? Es decir, un poco de buena suerte siempre ayuda. – Le comenta Taexe mientras continúan andando.

- La suerte puede ser buena o mala. Al final, si miras hacia adelante, ambas se compensan. Por tanto, lo que queda es tu esfuerzo, tu entrenamiento, tu perica, tus conocimientos. Lo único que puedes hacer con la suerte es aprovechar cuando te favorece y resignarte cuando no te favorece -. Holloo se para ante la puerta de la sala de reuniones y mira atentamente a Taexe.

- Llevas trabajando seis meses en el proyecto y dos semanas en la presentación. No necesitas suerte, lo único que necesitas es confianza en que vas a hacerlo bien. Yo confío en ti -. Dice esto y entra en la sala de reuniones.

Con sus impecables uniformes de blanco y pantalón negro, varios inspectores estaban esperando a comenzar la reunión charlando taimadamente en corro cerca de la ventana con vistas impresionantes de la ciudad de Coruscant. Mientras tanto un robot de protocolo está distribuyendo agua en los distintos puestos de la mesa.

Taexe, saluda con la cabeza al grupo y se dirige hacia la zona dónde estaba el hológrafo. Deja su DataPad sobre la mesa y mientras prepara la documentación de la reunión, el resto de los asistentes se van sentando en sus sitios.

El corazón le late a mil por hora y tiene la garganta seca. Pero no se atreve a coger un vaso por si le notan que está temblando.

Todos la miran y ella se dispone a comenzar la reunión. Cierra los ojos y respira profundamente.

Al abrirlos ve como Lucylee entra sonriente en la reunión, mira a Holoo y después la mira a ella y asiente con una mirada cómplice.

Taexe comienza la reunión sabiendo que todo iba a ir bien…

 

Muchas gracias por leerme y un abrazo digital.

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